Cómo no te vas a acordar de 'El Guaje', alma de cántaro
Comenzamos ya la cuarta entrega de esta sección para, más que recordar, refrescar memorias sobre el máximo goleador de la selección española y uno de mis primeros ídolos futbolísticos, D. David Villa Sánchez.
La garra, el instinto, el gol, la perilla. Esas serían las cuatro características fundamentales para hacerse una idea de como era 'El Guaje' tanto en la realidad como en la ficción. Y es que el asturiano ya era todo un crack con 24 añitos, que era la edad que tenía en aquel juego de la saga de Konami. Era su segunda temporada en Valencia, y si bien es cierto que fue menos efectivo, la temporada anterior se colocó a sólo un gol de alzarse con el Trofeo Pichichi, por detrás de Samu Eto'o. Eso sí, se convertiría en el máximo asistente de la presente temporada, la 2006/07. Aquel Valencia de Cañizares, Ayala, Marchena, Albelda, Baraja, un jovencísimo Silva y, cómo no, Villa, quedó en un gran cuarto puesto y además llegaría de manera muy digna hasta cuartos de final en la competición europea que aquel año sí jugaban, la Champions League. A rasgos generales, Villa era un diamante que todavía faltaba por pulir. Sus buenas acciones se iban recreando casi semana por semana, y no pasaría desapercibido para más de un grande europeo como tampoco como reclamo para la selección española, aquella con la que guardará tantos buenos momentos.
A nivel nacional, Villa disputaría su primer Mundial en Alemania, donde ya se perfilaría como un delantero a tener en cuenta. Y así fue, marcó tres goles en su estreno en la copa suprema a pesar de no pasar de octavos frente a Francia, selección que llegaría a la final contra Italia. Fue la última competición nacional a la que acudió el que aún era el '7' de España, Raúl González Blanco. Estaba claro que entre la negativa de Luis Aragonés respecto a convocar de nuevo al madrileño y el auge de la nueva promesa española, el sagrado número siete lo llevaría a partir de ahora 'El Guaje' Villa. Y no decepcionaría. Primera y última Eurocopa que jugó, la de 2008, y primer triunfo, con cuatro goles en cuatro partidos. En contraposición, le queda esa espinita de no haber jugado la final debido a su lesión en semifinales contra la Rusia de Arshavin, el diablillo ruso. Terminada la Eurocopa, el Madrid intenta por todos los medios hacerse con los servicios del jugador pero finalmente decide renovar con el conjunto ché. Llega una cita mayor todavía con España, el Mundial de Sudáfrica. Villa fue la pieza clave en torno a la delantera de La Roja, anotando cinco goles en siete partidos y teniendo el foco mundial en él junto con Muller o Forlán, los cuales marcaron la misma cifra de goles. Esta historia la conocemos todos, nos colocamos una estrella en el pecho por primera vez, y en gran medida gracias a Villa, con tantos en los primeros encuentros con Honduras, Chile o Portugal. Qué recuerdos. Y cómo se movía el Jabulani, el mítico y amorfo balón de aquel Mundial. Se iba para todos los lados menos para el que querías. Porteros como Casillas lo sufrieron en alguna que otra acción, pero Casillas era mucho Casillas. A partir de aquí, el de Tuilla ya no conseguiría más éxitos con la selección, pero eso sí, goles siguió haciendo y muy buenos. Subcampeón en la Confederaciones 2013 (todavía no comprendo como el nota ese de Fred nos pudiera marcar dos goles), dejaría un sabor amargo en competiciones nacionales con aquel Mundial de Brasil 2014, el ciclo ganador claudicaba definitivamente. ¿Como bonito recuerdo para Villa? Su último gol con su querido amor, la selección. Un precioso toque con la bota en un partido en el que ya no nos jugábamos nada contra Australia. No debemos dejar coja su trayectoria a nivel de clubes, donde tras cinco temporadas en la capital del Turia decidió formar parte de uno de los planteles más impresionantes que se han visto en Europa, el de aquellos años del Barcelona, consiguiendo la ansiada 'Orejona' tras barrer al Manchester United por un resultado de 3 a 1. Y lo más importante, con un latigazo suyo (el tercero) que van der Sar (el cual se retiraba en ese partido) no pudo atajar. Ya lo había ganado todo. Ese olfato goleador que le acompañó todos esos años era realmente la prioridad. No obstante, la lesión que sufrió jugando el Mundial de Clubes a finales de 2011 hizo que no llegara al 100% para la Eurocopa 2012. Como no se veía en óptimas condiciones para rendir (llevaba sin jugar cinco meses) decidió no acudir. Aquella lesión de tibia le costó a Villa no ganar otra Eurocopa probablemente. Una lástima. Pero bueno, la vida seguía y el destino decidía. Tras tres campañas en Barcelona, cambiaba de nuevo de aires, esta vez para irse al Atlético de Madrid, cosa que me sorprendió en aquel momento. Lo veía en cualquier club menos en ese, pero a decir verdad recaló hondo durante su estancia en el conjunto colchonero, alcanzando aquella histórica liga en el Camp Nou y siendo por enésima vez una pieza importante de su equipo. No obtuvo cifras antológicas como en otro tiempos, pero fue decisivo con algunos partidos donde el 'unocerismo' de Simeone se imponía sobre el rival. Villa fue ese gol en ciertos encuentros farragosos.
Inexorablemente, los años comienzan a pesar en el crack asturiano (como en cualquier otro
jugador que se convierte en veterano), por lo que cambia de aires y toma rumbo a las Américas, dejando todavía grandes destellos de su calidad pasada en Nueva York para marcharse de nuevo a finales de 2018 a la otra punta del mundo, Japón, más concretamente a Kobe. No creo que se aburra mucho por allí, tiene al que fue su compañero tanto de selección como de clubes, Andrés Iniesta, con el que sigue jugando como en aquellos años donde eran los reyes del deporte rey, el fútbol. Es una verdadera lástima que en muchas ocasiones no nos acordemos de Villa a la hora de seleccionar a los mejores futbolistas de la historia de España, donde él debe estar por méritos propios, máximo goleador de su selección con 59 dianas nada más y nada menos. Es una pena con lo esencial que fue muchas veces para sus equipos y haya veces que se obvie en onces ideales de España.
Bajo mi experiencia personal, jugar con Villa en el PES 6 fue una delicia. Además me resultaba muy llamativo de vez en cuando con esa perilla, y sobre todo, la mítica celebración con los brazos aleteados que casi más pareciera que estaba remontando el vuelo cual ave rapaz. Me encantaba, y recuerdo haberla hecho jugando en el patio del colegio más de una vez. No es mentira si digo que uno de los cánticos que más he gritado en mi vida es el de: "lla illa illa, Villa maravilla". La Eurocopa de 2008, oh, qué alegría. Los primeros partidos que recuerdo ver de España fueron esos. Quedarán grabados a fuego cientos de recuerdos de aquel año: el gol de Villa en el último minuto ante Suecia, la paliza a Rusia con esa camiseta de color dorado, el gol de Torres contra Alemania... pero por encima de todos yo coloco el de los penaltis contra Italia en cuartos, y Villa siendo el primero en lanzar dándole besos a la pelota como no queriendo hacer daño al esférico. Esas imágenes las tendré en mi cabeza para siempre, lo tengo por seguro.Volviendo a la ficción, me enamoraba la dupla que hacía con 'El Niño' Torres, cada vez que cogía a España sabía que tenía que marcar un gol cada uno, porque los dos eran demasiado buenos como para quedarse uno sin anotar. Eso era en mi cabeza, porque después hacía la heroica de enfrentarme contra Francia y que me cascaran tres. Mi yo de ocho años repitiendo la historia. Qué ironías tiene la vida. Pero yo era feliz.
Este es David Villa en verano de 2019. La foto no es de Tinder, la he sacado de su cuenta de Instagram (davidvilla) donde llega a la cifra de casi 6 millones de seguidores, casi nada. Como es tradición, lo seguiré para ver si está padeciendo en Japón, que no creo.
Esto ya sólo es apto para nostálgicos. Todos los goles de Villa con el Valencia. Que no tienen pinta de ser pocos.
Saludos cordiales.
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